jueves, 18 de febrero de 2010

Desde Montánchez: QUE CÓÓÓÓÓÓMO CANTA LA GALLINAAAA

Ay, la gallina, la gallina. El faisán del que no querían hablar en “La noria” de Telecinco porque era un caso “archivado”… ¡Qué me dirán ahora que la gallina está a punto de cantar!

El faisán canta como una gallina.

Ay, el faisán convertido en gallina… De la canción sólo nos sabíamos eso: que cóóóóóómo canta la gallinaaaa, que cóóóóóómo canta la gallinaaaa. Y lo repetíamos mil veces porque del resto de la letra nadie se acordaba: quizá, no había más.

El faisán convertido en gallina y Rubalcaba corriendo como pollo sin cabeza.

Un faisán amenaza el reinado del Incapaz. Un Incapaz al que acusan de haber sido cómplice de Eta.

El Incapaz que pudo ser el faisán que se chivó a los gallinas.

El pavo real al que le están pillando en el peor de los renuncios.

¿Y eso que hay ahí es el fiscal general del Estado? Pues tiene pinta de faisán. O de gallina.

'CASO FAISÁN'

Basagoiti: "La pregunta a Rubalcaba sobre si es la 'X' es zurrarle con el 'proterrorismo'"

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, afirmó este jueves que la pregunta al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre si es la 'X' del 'caso Faisán' "no es zurrarle con el antiterrorismo, sino con el 'proterrorismo'". Además, subrayó que se acabará "sabiendo todo" porque ETA, "además de ser una pandilla de asesinos y fanáticos, son bastante cotillas".
En una entrevista concedida a RNE, recogida por Europa Press, Basagoiti se refirió, de esta forma, a la pregunta que el miércoles realizó el diputado del PP Ignacio Gil Lázaro al ministro del Interior durante la sesión de control en el Congreso.

"Lo que se estaba cuestionando no era una operación para detener a ETA ni se estaba cuestionando una política para que haya más paz, ni se estaba poniendo el solfa algo que tenía que ver con que haya menos violencia, sino que se estaba cuestionando otra cosa que beneficiaba a una banda terrorista, se estaba cuestionando algo que va muy contra el Estado de Derecho y que es básico dentro de una democracia para su higiene", señaló.

Por ello, dijo que se trata de "otro plano". "No hemos cuestionado el antiterrorismo, hemos cuestionado una medida que fue 'proterrorista', por desgracia", apuntó.

En su opinión, "el Gobierno oculta algo porque las cosas que dice son absolutamente contrarias a las que van demostrando poco a poco los tribunales y los medios de comunicación". "Lo que pasa es que va de lado, porque en ETA se sabe todo", apuntó.

En este sentido, dijo que "ETA, además de una pandilla de asesinos cobardes y fanáticos, son bastante cotillas y se sabe todo". "Vamos a ir sabiendo con pelos y señales todo lo que ha pasado ahí y este caso se debe aclarar, no para meter el dedo en el ojo al PSOE, no para intentar buscar unos votos aquí o allí, ni tan siquiera para desgastar a un ministro por muy mal que caiga a algunos", manifestó.

Para el líder del PP vasco esto se debe clarificar "para que no vuelva a pasar un caso así en la democracia española, por respeto a la Policía, por higiene en el Estado de Derecho y, también, en cierta medida, mirando a esa víctimas del terrorismo que han sido asesinadas por la banda que pudo ser avisada por alguien importante del Gobierno".

GAL

El líder de los populares vascos comparó este caso con los GAL "como concepto" porque, mientras "del GAL decían que era una cosa de los buenos que querían acabar con los malos de una manera que no se debía, no se podía y no es aceptable", apuntó que "aquí el concepto es que 'los buenos se ponen del lado de los malos'".

No obstante, precisó que su comparación no se refiere "a las consecuencias" que tuvo los GAL, con sus numerosos crímenes, "ni al calado de una cosa y de la otra".

martes, 16 de febrero de 2010

Desde Montánchez: PACTO… ¿DE SILENCIO?

Después de la gracieta del “cinturón sanitario”, de arrinconar al PP para cualquier negociación, de querer sacar adelante las cuentas del Estado pagando sobres a los nacionalistas, ahora vienen los socialistas con un “pacto de Estado”. A lo que añaden una grave acusación: que al PP le interesa que España vaya mal y que es incapaz de arrimar el hombro.

Pero el pacto de Zeta no es el Pacto de Estado que muy atinadamente ha pedido el Rey. Lo que pretende es un pacto de silencio. Que nadie hable, que no se cuenten los parados, que no se subrayen las cifras del fracaso de este gobierno incapaz. Los socialistas quieren la complicidad absurda del silencio. Como si sucediera que las cosas cambiaran negando la realidad.

Hace bien Rajoy en negarse a la trampa. Al menos esta vez ha aprendido que no se puede fiar de Zeta. Que es tontería reunirse en La Moncloa para nada. Y el PSOE no puede decir ahora que el PP es insolidario: han sido muchos años de aguantar pacientemente pactos que, a la postre, no han servido para nada. Léase las conversaciones antiterroristas.

La situación de España es horrorosa. Zeta recibió la mejor herencia que ninguno de los presidentes haya recogido y la ha despilfarrado, ocultando su incapacidad tras la palabra “social”. Luego se inventó lo de “sostenible”. Y en el momento que hasta los sindicatos sobornados se ven en la obligación de salir a la calle, lanza por ahí a sus hinchas a hablar de pactos.

Pacto ¿para qué? ¿Para que siga despilfarrando? No hace falta ese pacto. Se hace imprescindible que deje el Gobierno. Una vez fuera, el que venga podrá pedir pactos: tendrá que firmarlos obligatoriamente pues de ésta sólo salimos si salimos todos juntos. Pero con la altura de miras y la ambición de Estado que Zeta no ha demostrado en su vida.

martes, 9 de febrero de 2010

Desde Montánchez: UN LIBRO SOBRE AZNAR

Me complace anunciaros que dentro de un par de semanas saldrá a la venta un libro mío sobre los avatares de la llegada de José María Aznar a La Moncloa. Se titula Y Aznar llegó a presidente, publicado por La esfera de los libros.

Se me ocurrió hace unos siete u ocho meses. No sé lo que había ocurrido exactamente, pero recuerdo que, una vez más, José María Aznar era objetivo de las críticas airadas del PSOE y de toda la tropa, mientras en el Partido popular parecía que se lavaban las manos.

De repente, los enemigos de Aznar estaban ganando la batalla: conseguir que el mejor presidente de la historia de España pasara al ostracismo, criticado por los adversarios y olvidado por los suyos.

Así que comencé a escribir un folio que comenzaba como el capítulo 1 del libro que se ha editado: “¿Cómo pudo ser que un hombre parco en palabras y en cariños, nada dispuesto al elogio amable, impaciente para el trabajo, enemigo de las fiestas, callado, adusto al encajar opinión adversa, y que cenaba sólo acompañado de su esposa, consiguiera poner en orden a los españoles, les modernizara el país con reformas que parecían imposibles, e hiciera de la derecha carca y anticuada un partido liberal, moderno, apaciguado y ganador? El que los españoles amaran a ese fenómeno —porque llegaron a amarlo— y después lo refutaran —porque muchos han llegado a aborrecerlo— tiene sentido, pues no se le ocurrió morir después de aquel empeño —y en España sólo se habla bien de los muertos”.

Y, después, seguí y seguí.

Me pareció que tenía sentido contar, o contarme, cómo fueron aquellos tiempos en que aquel político al que yo mismo criticaba sin contemplaciones partió de la nada y llegó a La Moncloa. Aquel tipo que siempre eligió caminos raros para desarrollar su idea y que consiguió lo que nadie: que el centro-derecha español se alzara con la mayoría absoluta en una España de la que siempre se ha dicho que es de izquierdas.

Las páginas que saldrán la última semana de este mes de febrero son eso: un relato de las dificultades, los desasosiegos y las alegrías, salpicadas de anécdotas que quizá puedan tener algún interés, y de algunas reflexiones.

Creo que España es dada a despreciar a los grandes hombres y, después, a olvidarlos. Yo tuve la oportunidad de vivir aquellos momentos históricos y, sinceramente, no podía dejar de escribirlo en algún momento.

Como este año se cumplen veinte de la llegada de Aznar a la Presidencia del PP, me ha parecido oportuno publicarlo. Y por eso os lo avanzo.

MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ