miércoles, 26 de septiembre de 2012

Desde Montánchez, Adolfo Suárez pierde la memoria, ¡España no, nunca le olvidara!


Es el tipo más demócrata que he conocido. Demócrata de acción. Demócrata de convencimiento. Demócrata con autoridad. Demócrata de ejemplo.
Adolfo Suárez. Primer presidente de la España democrática. Primer presidente de la España constitucional. Imagen presente de una España culta y sana.

Dicen que padece una enfermedad que afecta a su memoria. Seguro que es así. La maldita enfermedad no se extiende a la de quienes conocimos a la persona y valoramos su obra política y su ingente despliegue de concordias y de reconciliaciones. Nuestra memoria es inquebrantable en cuanto a reconocer al hombre que nunca se dedicó a la política con minúsculas y sí a la reconstrucción de un Estado sometido a una dictadura de cuarenta años. Desde dentro. Con arreglo a las leyes. Sin violencia. Con firmeza y contundencia. Frente a radicales del ayer y extremistas del siempre.

Adolfo marca un estilo. Suárez, una identidad. Adolfo Suárez es el sueño de una noche de verano que el rey alumbró ante el asombro de tirios y troyanos. Reinó Juan Carlos merced a la mullida alfombra que el abulense  le dispuso con su propia persona. Del franquismo a la libertad en un suspiro contenido de transiciones. De una cuarentena golpista a la más formidable democracia que jamás vivió España.


Los españoles de bien no olvidamos al hombre que, dicen, ha perdido su memoria. No importa. Nuestro recuerdo es imborrable. Ochenta años de vida. Con los dedos de una mano se cuentan los gobernantes que han sentido en sus carnes la dura presión de los suyos y de los ajenos. Apenas conozco a dos que hayan dado tanto a cambio de tan poco.

Mi memoria inquebrantable por el agradecimiento se dirige, en estos momentos, a Adolfo Suárez. Don Adolfo. Cada día se le añora más. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Diego Doncel, miembro del Jurado del Certamen Literario de Montánchez, gana el Café Gijón de novela


El poeta, narrador y crítico cacereño Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964) ha obtenido hoy la 62 edición del Premio de Novela Café Gijón por su libro 'En el tiempo de la infamia', ambientado en la Segunda Guerra Mundial, con una trama de espionaje y aventuras muy bien construida, en opinión del jurado que ha fallado hoy el galardón.

Diego Doncel ha señalado tras hacerse público el fallo en el legendario café Gijón de Madrid, que se sentía muy contento por haber sido seleccionado por un jurado con miembros tan reconocidos. También ha indicado que la obra ganadora comienza en el verano de 1938, cuando una bailarina de la Ópera de París que viaja a la costa italiana para buscar a un importante científico. A partir de ese momento surge una historia de amor entre ambos que les llevará al Berlín nazi, ya que este médico tiene inclinación por las teorías hitlerianas acerca de la ciencia.


El ganador ha querido dejar claro que aunque la novela puede tener alguna coincidencia con cosas que están ocurriendo en la actualidad, y pudiera parecer una crítica, no ha sido así, «porque el trabajo está hecho desde hace cuatro años y se sustenta por si mismo», ha precisado.

Diego Doncel fue premio Adonais por su poemario 'El único umbral', en 1990 y es autor también de 'Una sombra que pasa', 'En ningún paraíso' o 'Porno ficción'. Además ha firmado novelas como 'El ángulo de los secretos femenino' y 'Mujeres que dicen adiós con la mano'.

El jurado que ha seleccionado la obra de Diego Doncel, de entre 985 originales que se han presentado a concurso, ha destacado que el autor resuelve de forma eficaz y muy apasionante el desarrollo de la novela que se sustenta en una historia de amor sacudida por las turbulencias de la primera mitad del siglo XX.

La escritora y exdirectora de la Biblioteca Nacional Rosa Regás ha sido la presidenta del jurado que ha estado formado también por José María Guelbenzu, Mercedes Mommany, Antonio Colinas, y Marcos Giral Torrente.

El premio está dotado con 20.000 euros y la publicación de la novela ganadora en la editorial Siruela está prevista a principios del próximo año.

A la actual convocatoria se han presentado 985 originales a concurso, que consolidan al Premio de Novela Café Gijón como uno de los de mayor participación y prestigio literario en el ámbito de la lengua española.

Este año, 923 concursantes han optado por el formato digital y solamente 62 por el envío en papel.

El acto de presentación del fallo del premio ha comenzado con un minuto de silencio en memoria de Santiago Carrillo, fallecido el pasado día 18 y gijonés de nacimiento.

El Premio de Novela Café Gijón fue instituido en 1949 como réplica del prestigioso Premio Nadal que se convocaba en Barcelona. La idea provino del actor Fernando Fernán Gómez y un grupo de amigos con los que compartía tertulia en el café del Paseo de Recoletos, entre los que figuraban Camilo José Cela, José García Nieto, Manuel Aleixandre, Eduardo Haro Tecglen.

martes, 11 de septiembre de 2012

Desde Montánchez, EL CORONEL SÍ TIENE QUIEN LE ESCRIBA


García Márquez, el gran  Gabriel, escribió “El coronel no tiene quien le escriba”. Doblaba la página de la segunda parte del siglo pasado. Ilustraba el genial colombiano la realidad de una sociedad marcada por la violencia. El determinismo sociohistórico del país conducía hacia la fatalidad y a ésta sólo el idealismo podía sortearla. El tiempo no ha limado las aristas del problema. Si acaso las ha aumentado y afilado.
España, 2012. Un coronel retirado se declara a favor de la intervención de las Fuerzas Armadas en comunidades autónomas. Así dicho, la noticia tiene su impacto. Si se ubica en un contexto, el efecto sensacionalista desaparece y el titular se difumina. El coronel no está en activo. Se infiere, pues, que sus palabras son fruto de su libertad de expresión como un civil cualquiera. Por consiguiente, utilizar una ramita perdida no es excusa para cortar de cuajo la centenaria sequoia.

Los más afamados leñadores de instituciones nacionales son los más aguerridos defensores de las enseñas nacionalistas. Ezquerra Republicana de Cataluña ha aprovechado que el Tinto pasa por Niebla para colorear al Odiel y cromatizar las aguas fluviales e incluso marítimas de toda la provincia de Huelva. Independentistas ellos que se pasan la Constitución y las leyes por el forro de sus ideologías secesionistas, reprochan y censuran las intervenciones públicas de los defensores del orden jurídico. Se tiran a la garganta de las libertades los violentadores de la igualdad y de los derechos fundamentales. Predica la castidad desde un púlpìto imposible el clérigo promiscuo. La persona infiel y mentirosa proclama a los vientos políticos el valor de la fidelidad matrimonial y de la verdad objetiva. Así andamos y peor que caminaremos.

A esto que los psoecialistas se unen a los extremistas y a los propagandistas de la división territorial de España. A los de Rubalcaba se les da un hilo y te hacen un chaleco de cáñamo. No dudan unos y otros bandidos de la palabra en llamar pronunciamientos a las expresiones y en descalificar de golpistas a los que previenen sobre el contenido de la Carta Magna. Su vergüenza tiene tanto contenido como su ética. Los comportamientos que rigen a estos desarrapados de la lógica siguen los vericuetos de los senderos abruptos, arriscados e incívicos.

Desde estas páginas, servidor ha mostrado su voluntad manifiesta de mantener a los militares bien agarraditos a sus acuartelamientos y sujetos al tren constitucional. Golpes, en la cabeza. Lo curioso es que los golpistas de hoy no son los militares. Los golpistas son los que pretenden romper la nación española a base de tropelías, de presiones y de amenazas. Se llaman demócratas pero no son sino dictadores de la república más bananera que jamás imaginara el realismo mágico de García Márquez.

A los de Ezquerra se les ve venir. A los del Psoe, también. Morenés debería poner las cosas en su sitio. No al estilo Rajoy o al modo Fernández Díaz. Con la contundencia debida. Sin concesiones a la galería de la oposición. Si no se ha enterado, se lo repito. Carta Magna en la mano.

Un saludo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Desde Montánchez, Rafael Angulo: Crucifijos

Cuando era pequeño, qué alegría, estuve (estudiar era otra cosa) en el Colegio Corazón de María en Marquesa de Pinares, frente al acueducto de los Milagros y detrás de dos pedazos de algarrobos. Quédense, por favor, con lo de los algarrobos.

Seguro que había crucifijos en clase, pero de eso no me acuerdo, no me han dejado trauma ni veo malamente a mis compañeros de entonces. En mayo, íbamos con flores a María y veíamos un catecismo con tapas rojas y un dibujo de Jesús montado en una barca impartiendo cultura. Tampoco eso me ha dejado perturbación alguna, de hecho en mayo, y en cualquier mes, sigo cantando a la Madre de quien está en el crucifijo.

Ahora les ha dado a algunos por dejarse traumatizar por algunas cosas, depende de dónde estén y de quien esté delante (o detrás). Aquí hay gente capaz de vestirse de rey mago el 5 de enero por la noche, que para eso se tiene la prerrogativa de ser concejal, de remover Roma con Santiago (apóstol) para que sus hijos sean pastorcillos del Belén viviente del colegio y, después recurrir al TSJ para quitar un pequeño crucifijo que llevaba allí desde tiempos inmemoriales (2010 años aproximadamente).

Claro que, ignorante de mí, olvidaba que los reyes magos y el belén viviente son “actividades culturales”. Es lo que tiene la cultura. Supongo que cuando se casaron por la iglesia, bautizaron a sus hijos y festejaron su primera comunión lo harían por interés cultural, de la cultura dominante.


Es un suponer que detrás de la quitada del crucifijo vendrá la justa y consecuente reivindicación, con recurso al TSJ y al Supremo si hace falta, de la desaparición de las vacaciones (la fiesta es otra cosa) de Semana Santa, Navidad, Todos los Santos y Carnaval (que no existiría sin lo otro). Cuando digo Supremo no me refiero al Padre del Crucificado sino a unos señores con toga que, a ritmo de tortuga, sentencian a quien se  puede colgar (secundando a Poncio Pilatos).

¿Por qué les molestará el crucifijo? ¿A qué está intransigencia, fanatismo laico, cultura de pacotilla? A mí, que soy un inculto, me parece sectaria, excluyente, cobarde, radical y antidemocrática la religión laica que nos quieren imponer para sustituir a la del Crucificado. Olvidan que el crucifijo no está vacío sino que pende de él, colgado del madero, el Hombre al que recordamos en las paredes. Aquel nos pide que nos esforcemos por ser mejores personas, que es ser buenos ciudadanos Cómo sería, como es, que hasta nos pide que queramos a quienes quieren quitarle y, quedamente, nos susurra. “Tú, no seas algarrobo”.