lunes, 15 de octubre de 2012

Desde Montánchez, ESPAÑOLIZAR, ESPAÑOLEAR


Nada que ver por más que determinados palmeros se empeñen en  solapar los términos. Nada que ver. Españolean quienes se sienten españoles y elevan, in excelsis deo, el sentimiento a la categoría de gloria. Bueno, ahí está la idea porque es defendida por un grupo. Sin ánimo de hacer prosélitos ni siquiera de vender el producto. Simplemente por la satisfacción de compartir el tesoro nacional.


Españolizar es cosa distinta. Infinitivo que designa una voluntad de volver a la cultura, a la educación y al status de pertenencia a una entidad política, histórica y jurídica que responde al nombre de España. Vuelta a unos orígenes que han sido cubiertos por el limo de la dejadez en los últimos treinta y cinco años. Cuando algo o alguien degenera, se pretende su regeneración. Si ciertos grupos persiguen aniquilar la realidad de España en el marco fascista de sus intenciones secesionistas, es lógico que a esa acción retrógrada se oponga la reacción de resituar las aguas dentro de su cauce. Dentro de su cauce constitucional, que no es moco de pavo.

Las declaraciones de Wert no han sido afortunadas porque han sido proferidas en la nube sociológica que obnubila la mente del ministro. Todos hemos entendido qué quería decir. Los catalanistas de pega han aprovechado los vacíos de este mensaje para arrasar los edificios de la realidad. Estoy convencido de que si hubiera hilado más fino, igual le sacan hebras de su mensaje primoroso. Con todo, al gobierno es exigible la propiedad lingüística y la moderación gestual no predicable de los ciudadanos en general.


Uno puede españolear en ocasiones de felicidad e incluso de euforia. Se mostrará más o menos conforme con los lanzadores de campanas al vuelo. Sin embargo, lo que está fuera de toda duda es la necesidad perentoria de españolizar determinados territorios de este país, de esta nación y de este estado. Si cito a Cataluña, lo hago desde la seguridad de que ese predio necesita una manita de pintura, otra de cerramiento de grietas, una tercera de movimiento de tierras y, en fin, unos trabajos a fondo de limpieza de cloacas. Si no se hace y se permite que el abandono gubernamental conduzca a la subversión de los suelos y techos, no tardaremos en arrepentirnos de esta inopia política y de esta cobardía de algunos.

En Cataluña, desde el seno de la televisión pública, se permiten el lujo de atacar a la primera institución del Estado. Un escritor, nombrado Jair, sic, y apellidado Domínguez, ya saben, hijo de Domingo, tan catalán como Pérez, a fin de hacerse perdonar su ascendencia castellana, lisonjea a los locos del barrio con ataques inmundos a la Corona y con apologías de la violencia, de la destrucción y del crimen. El sujeto sin predicado dispara a las imágenes del rey Juan Carlos o del escritor Sostres por la sencilla razón de que sus planteamientos no coinciden con los suyos. Valiente desgracia de individuo y menuda lacra la de la televisión pública catalana. No son más canallas porque no se entrenan.

Sigamos por la senda del laissez faire, laissez passer, señor Rajoy. Permanezcamos con la cabeza bajo el ala. Total, a quién le importa España. Qué cruz, señores. Y señoras. Qué tau. Un poquito de energía, hombre. No hace falta ser prepotente para ponerse en su sitio.

domingo, 7 de octubre de 2012

Dese Montánchez, UNA DE PULSERITAS


Nada nuevo. Era previsible que durante la Conferencia de Presidentes, como ocurre siempre, los aficionados a dar la nota no perderían la ocasión de lucir palmito y hacerse notar con chorraditas “imaginativas”. El encuentro se presta a eso, no da para más porque es una convocatoria de contenido vacío (por algo se celebra en el Senado), pero mediática y muy de pasarela.  En ediciones anteriores el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, era, como Reina, el portero suplente de la Selección, el que hacía reír al personal, dejando latas de anchoas  por todas partes, y antes hubo otros que llevaron espárragos y arroz, buscando a la desesperada unos segundos de atención y algún comentario adicional en los medios. Parece que el relevo lo ha tomado Monago, que para la ocasión llevaba tres perlas en el bolsillo, posiblemente acuñadas en la consejería de Ocurrencias que dirige su asesor de imagen.


Los demás presidentes autonómicos estaban a lo suyo y llevaban carpetones cargados de problemas, a pesar de que se sabe que de allí se trae lo que se ha llevado, pero la ocasión se presta a estas escenificaciones y ninguno rehúye la oportunidad de vender sus anchoas particulares. Monago decidió cambiar carpeta por ejemplar de la Constitución, evidenciando así que la Conferencia es un sucedáneo político del Club de la Comedia y que allí cada uno sube a recitar su monólogo. Con su habitual gracejo, “hablando en extremeño”, dijo “esta es la Constitución sobre la que hemos jurado los presidentes de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y yo”. Sacó de la historia a Luis Ramallo, Manuel Bermejo y a su antecesor, Guillermo Fernández Vara. Buen trabajo. Se nota que somos la única comunidad con un consejero de Ocurrencias.



Por la mañana habían salido los datos del Ministerio de Trabajo señalando que en Extremadura teníamos 5.363 parados más, el tercer peor dato de los últimos diez años, que éramos la tercera comunidad dónde más empleos se había destruido, que ya hay 141.526 personas apuntadas en el Sexpe y que la EPA cifra en más de 164.300 parados en Extremadura… Poderosas razones para que Monago, hubiera guardado bajo siete llaves las ocurrencias, pero no fue así y decidió mirar al tendido y aprovechar la ocasión para hacer refulgir su estrellato con una nueva idea de la factoría del nuevo consejero: En la muñeca derecha lucía una llamativa pulserita verde, que él se encargó de explicar que era “verde-esperanza”, como recordatorio y homenaje a Esperanza Aguirre. Mejor hubiera sido el negro, por el paro que está generando, o morado, que es el color que está consiguiendo de tanto tocar los…, pero no, él estaba en otra película.

¿Más anchoas? Sí, lo mejor, como el vino en las bodas de Canaán, lo reservó para el final y durante su discurso habló de Estado y de unidad,  dijo que su escudo empieza por E, de Extremadura, de Europa y de España (¿se acuerdan de aquello de que “la Tierra es del viento”?) y acabó metiendo en el mismo saco de los grandes personajes políticos de nuestra historia reciente, a Suárez, Fraga, Tarradellas, Peces Barba, Carrillo y… ¡a Ibarra! Y colorín, colorado. 


Desde Montánchez, PALABRAS CRUZADAS

De mal en peor. Ser esclavo de las palabras no comporta ser dueño de los silencios. El fundamento de las ideas está en la base de cualquier sociedad de progreso. El método socrático de la mayéutica nos enseñó, entre otras muchas cosas, la necesidad de exponer los pensamientos con grandes dosis de reflexión y de deducción. El medio era el diálogo y no la recitación unilateral. La contradicción lógica conduce al conocimiento. La enseñanza no puede ser sino un desafío permanente entre dos protagonistas que construyen realmente su obra de aprendizaje/enseñanza cuando ambos logran ingresar en el mundo del otro. Pobre del maestro que se atreve a inflar al alumno de conocimientos en vez de extraer del mismo sus inferencias lógicas. El sólo sé que no sé nada nos advierte de nuestra ignorancia pero nos convierte en seres pensantes.


A veces, los humanos no pensamos. Mordemos con nuestras palabras. Asesinamos el lenguaje y sacamos las tripas a nuestro interlocutor con el alfanje de la dialéctica. Los ataques al Juez Pedraz por parte de personajes políticos de todos los colores del arcoíris partitocrático constituyen una muestra de que, en política, el conocimiento es un bien escaso que se supedita al ladrido verbal y que pone en tela de juicio la verdadera esencia de un Parlamento.

Uno discrepará de la sentencia de este juzgador de la Audiencia Nacional. Servidor lo hace. Uno se removerá en su asiento leyendo alguno de los párrafos de este distinguido miembro de la jurisdicción española. Confieso que me estremezco de horror. Lo que uno, sin embargo, no puede hacer es descalificar al sujeto de los horrores por razones de sus afinidades afectivas, de su atuendo extravagante o singular o de sus opiniones desautorizadas.



Llamar pijo ácrata al juez Pedraz es un signo que aparece en la frente de los malos demócratas. Si la sentencia es un conjunto de frases panfletarias, se critica el texto, se apela y a otra cosa, mariposa. De ahí a ofender al autor de la resolución, media un abismo. Entiendo que el señor Pedraz se ha extralimitado con la expresión de “la decadencia de la clase política”. Ha metido la pata hasta el corvejón. Pese a ello, entre otras lindezas de parecido mal estilo, ningún papá de la patria puede subvenir a la esfera peyorativa de padrastro de los electores.

Lo curioso es que populares, socialistas, nacionalistas o de extrema izquierda coinciden en lamentar la herida de la decadencia de la clase política. Otras aberraciones como el desprecio a la policía, el archivo de las denuncias o la liberación de los imputados pasan a segundo plano de la polémica. A ellos no les importa sino que su dignidad se vea constreñida por el juez, por más que el sentir mayoritario de la sociedad coincida en este punto con el del magistrado.

Cosas veredes. Ande yo caliente y ríase la gente. No sé si el señor Pedraz es pijo ni ácrata. Descalificase quien ofende de esta guisa. Más le valdría actuar con más tino, más ética, más coherencia y mayor rigor.

En vez de cruzar palabras como sables, parlamenten. Hablen. Dialoguen. Si no saben, pidan cita en los corrillos telecinqueños del cotilleo. Al menos, ya sabemos la naturaleza de la criatura.

F.V. 

martes, 2 de octubre de 2012

Desde Montánchez, para José Villarino Martín, Familiares y Amigos


CORRECCIÓN POR ERROR DE FALLECIMIENTO

Lo que a mí me ha ocurrido hoy, creo que no le ocurre a nadie, o quizás a muy pocos.

Hoy día 2 de Octubre del 2012, a las 16:30h. Estoy sentado en el sillón cuando suena el teléfono, contesto y era el pesado de turno de Movistar intentando vender un producto, entre conversación y conversación oigo el pitido de llamada, avisando que me está llamando otra persona, como no me interesaba lo que me quiere vender,  termino rápido con el vendedor de Movistar.


Cuelgo el teléfono y me doy cuenta me han dejado un mensaje de voz, a lo que rápidamente me pongo a escuchar dicho mensaje, me quedo estupefacto (pasmado impresionado y a la vez con un brote de alegría) al escuchar las primeras palabras (soy José Villarino Martín), no puedo explicar realmente lo que sentí en mi cuerpo, pero si mi piel reacciono.


Vuelvo Colgar el teléfono y maco el número de la llamada con mensaje, rápidamente me contesta José Villarino Martín, “imagínense como tenía que estar yo, que al interpretar una nota le doy por Fallecido” bueno fue fácil explicárselo pues José me ayudo, con esa facilidad que a tenido siempre  para el dialogo.

José públicamente te pido perdón por el error, pero de esto saco dos cosas buenas, la primera, que te estoy escribiendo esta rectificación y disculpas, y la segunda, la continuidad de nuestra amistad interrumpida de hace unos 23 años.



Amigo, un fuerte abrazo
Juan de Mata Quesada Peñalva